Recordando a Julio, mi querido yerno. Panta rei.

domingo, 19 de marzo de 2017




   No me cabe duda de que el tiempo se ríe de nosotros, pobrecitos humanos, que, en estos momentos, nadamos en el río de la vida. Ya hace muchos siglos, Heráclito de Éfeso descubrió que ese río es engañoso, hasta el punto de que, según él, "jamás te bañarás en el mismo río". Sí, porque todo fluye y cambia a cada momento. Y con mayor razón de un año para otro...
   Así es. En la semana santa del 2015, nuestra hija Sara y su marido Julio (nuestro querido yerno), partieron, muy felices, de Madrid, con sus niños Álex y Dani, a pasar unos días en Béjar y su nevada sierra. El jueves santo nos enviaron unas bonitas fotos, testimonio de lo bien que se lo estaban pasando. Pero, el viernes santo, un negro crespón cubrió de amargura a toda la familia. Julio, aquella mañana, moría en la sierra, fulminado por un infarto incomprensible y absurdo.
   En un instante, como el fluir de de ese río, todo cambió. Y ahora, después de dos años sin Julio, sin su sonrisa, sus bromas, sus juegos con los niños, sin sus claras muestras de afecto a familiares y amigos, el río de su vida y la nuestra sigue su curso, aunque, ahora con mayor razón, por otros cauces...
   No obstante, yo estoy convencido de que el espíritu de Julio, desde donde se encuentre, nos ve e incluso nos inspira ideas y buenos sentimientos... Muestra de ello es el cuento, original de Álex,  que a continuación, os ofrezco en texto tecleado por mí, aunque reproducido tal y como él lo escribió a sus seis añitos. Una reflexión que, desde su perspectiva infantil, hace sobre el tiempo y su mágica entidad versátil y engañosa, pero también indispensable para vivir en este mundo.


                                                LA MÁQUINA DEL TIEMPO



                                            (Este cuento se lo dedico a mi papá)

   Érase una vez un niño que quería viajar en el tiempo, porque le encantaba viajar, pero cuando pasaron 10 minutos... apareció una máquina del tiempo. Entonces se sentó y en 3 minutos... estaba en el desierto y entonces se bajó y vio un escorpión, fue a por él pero se escondió debajo de una roca y después se subió a la máquina del tiempo y en 20 minutos... estaba en la época de los dinosaurios y cuando apareció en la época de los dinosaurios se bajó de la máquina del tiempo y fue a una palmera de cocos para comer porque estaba hambriento, y después de comer fue a la máquina del tiempo y en 40 minutos estaba en la época moderna. Y allí se bajó y se sorprendió pero no vio a nadie y entró a la máquina del tiempo y en 50 minutos... estaba en la época de los cavernícolas pero no había ninguna caverna y en 56 minutos... estaba en su casa. Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
   Alejandro López Marín. Noviembre de 2015.
 
Dunscotiano, 19 de marzo de 2017.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Desde la mentalidad e imaginación de un niño de seis años que ha vivido y padecido la muerte de su padre, es difícil ver sentido a la vida. Y es ese "sinsentido" el que Álex quiere expresar con su relato...

Anónimo dijo...
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