¿También la poesía?

lunes, 5 de febrero de 2007


-¡Nooo! ¡No es posible! ¡Este mundo no es lo que era! ¿Dónde estáis malditos encantadores? ¡Salid fuera de esa caja diabólica, por cuya ventana acabo de contemplar imágenes desoladoras: una caterva de seres desquiciados, un planeta agónico, un mundo que está perdiendo la poesía...!

Semejante discurso, gritado por la desgarrada voz de mi compañero Don Quijote, mezclado con estrépito de golpes, saltos, caída de sillas y ladridos de Toby, llegaba desde el salón a mis tinteriles oídos, sacándome del tibio amodorramiento en que me hallaba sumido en la pasada mañana de san Blas.

-¿Qué ocurre a vuestra merced? -voceé, tras llenar mi pecho tinteril con el mayor acopio de aire que pude.
Al escuchar mi voz sobresaltada, Don Quijote acudió presto a la habitación de Edu, seguido de Toby que ladraba y enseñaba los dientes como un cancerbero.
-¡Ay tinterillo! Una descomunal desgracia acaba de hacérseme patente a través de ese trasto que tienen ahí en el salón.
-¿Qué trasto, la tele?
-¡Sí, tras ese mágico y sibilino cristal! Como hoy nos han dejado solos en casa, me he atrevido a encenderlo y... ¡oh cielos, qué cosas he visto y oído!
-Me tenéis en ascuas, señor -le dije-. Sacadme de aquí y llevadme a verlo; y luego, si os parece, damos un paseo por el pueblo.
-Bien, tinterillo, ¡sal fuera! -ordenó, haciendo sonar los dedos de su mano derecha.
-¡Un momento! -le supliqué- prefiriría no aparecer con la fisonomía del bachiller Sansón Carrasco, como la otra vez.
-¿Y eso?
-Es que no me convence mucho que nos vean por la calle paseando sobre el caballo como dos gays medievales.
- En ese caso... ¡ajajá! -dijo, haciendo sonar los dedos de ambas manos.
Y, por arte de birlibirloque, salí del tintero con un palmito que dejó sin aliento a Don Quijote y a Toby sin ladrido.
-¡Ésta sí que es un tía buena y no Dulcinea!
-¿Quién ha dicho semejante despropósito? -clamó Don Quijote.
-Yo no -me apresuré a decir-, yo soy la piropeada.
-Pues el que lo haya dicho tiene razón; pero que no me entere de quién ha sido, porque lo parto en dos. ¡Vamos, siéntate en el sofá que vas a ver cosas tremendas!

Y, con envidiable desparpajo, tocó unos botones de aquellos aparatos, se encendió la pantalla y, durante varios minutos, se sucedieron secuencias de imágenes, capaces de inspirar al profeta Jeremías en sus más lacrimógenas lamentaciones.

-¡Mira, mira, tinterella!: qué pena de niños tan pequeños y ya lo saben todo...; esas adolescentes desesperadas porque su cuerpo no es como el que ven en las pasarelas de moda...; esas parejas con un amor tan artificial, tan lleno de letra pequeña...; esos matrimonios de temporada...; esos hijos sin el calor de unos padres...; esas madres y esos hijos maltratados...; esos frágiles ancianos, olvidados como libros viejos en vigiladas geriotecas...: esos pobres que reniegan de su pobreza... Mira, ahora, esas ciudades, esos campos, esos mares....; los bosques se incendian y se talan, se contaminan los ríos, el cielo...; el plástico lo invade todo...; los pajarillos, asustados, picotean en los parques polvorientos...; se culpa a los perritos de la suciedad de las calles; en cambio a los coches se les adora y ensalza cada día más, aunque llenen el aire y la tierra de mierda y de muerte, como otro jinete más del apocalipsis... ¡No, ya no queda poesía en el mundo!
-Por favor, don Alonso, no sea su merced tan sombrío y agorero. Demos un paseo por ahí fuera y le demostraré que está en un error.

Don Quijote se calmó. Salimos y paseamos por el pueblo, cogidos de la mano. Yo sujetaba a Toby con la correa.
-Mire qué grato olor a leña y a pan recién hecho... Mire esos niños que corren alegres...; esas parejas que pasean mirándose embelesadas...; los abuelillos parloteando al sol...; el campo cercano, vestido de verde...; el rosado horizonte de nevadas montañas...; incluso todo eso que hemos visto antes en la tele... Todo, todo es vida, y mientras exista la vida habrá poesia.
-¿Tú crees?

0 comentarios: